Me sorprende encontrar grupos
familiares con niños. !Qué valientes, recorriendo esos
caminos abrasados por el sol! |
Cuando suena el despertador a las 6 de la
mañana me levanto y recojo la ropa tendida que había
lavado el día anterior y que por la noche se había secado
por completo. Me encuentro algo más cansado que ayer. Desayuno y
a las 7 comienzo lo que será una larga jornada de pedaleo,
atravesando por completo La Rioja. Al sentarme sobre el sillín
de la bici noto sus efectos sobre mi anatomía, que irían
a peor a partir de ahora.
Da gusto poder pedalear con el fresco de la
mañana, y en pocos minutos adelanto a todos los alemanes, que
habían madrugado más que yo. Continúo unos
kilómetros más por los montes de Navarra, con subidas y
bajadas a barrancos por caminos con muchas piedras sueltas y fuertes
pendientes. En la primera hora de la etapa recorreré sólo
unos escasos 6,5 kilómetros.
Al llegar a La Rioja el terreno cambia por completo. Se
hace menos abrupto. Los barrancos se convierten en suaves colinas, y
después de cada subida es posible recuperar la energía
acumulada simplemente dejando a la bici avanzar sin pedalear. Al llegar
a Viana un señor me comenta que el “parte” había dado 6
grados de temperatura menos que ayer, lo cual agradecería mucho.
La entrada y salida de Logroño es bonita,
primero con unas amplias vistas de la ciudad desde lo alto del Monte
Cantabria, y al salir a través de hermosos parques y una senda
de varios kilómetros, por la que pasea mucha gente, y que llega
hasta el embalse de la Grajera, una maravilla por su entorno natural.
El trazado del Camino en Logroño no destaca, pues pasa por
calles de ciudad sin mucho que decir.
El embalse de la Grajera, a unos pocos
kilómetros de Logroño, está unido a la ciudad por
un agradable paseo |
El Camino continúa ahora por caminos
agrícolas, sucediéndose innumerables pueblos, y entre
ellos campos de trigo y viñas. Sigo encontrando muchos
peregrinos a pie, y hoy he empezado por fin a cruzarme con ciclistas. A
partir de Nájera pedaleo durante una hora con unos chicos de
Pamplona que comenzaron el Camino en Roncesvalles. Van haciendo etapas
de unos 50 kilómetros y son muy aficionados a la bicicleta, y en
especial a las pruebas de orientación. También
encontré un grupo de tres italianos y varios grupos familiares
en bici, incluso con niños.
Dos ciclistas pamplonicas me
acompañan por los caminos agrícolas de La Rioja |
En Santo Domingo de la Calzada dejo atrás a los
pamplonicas y continúo solo. Caen algunas gotas y se oye a lo
lejos el bramar de una tormenta. Paro a comer en Grañón,
último pueblo de La Rioja en el Camino. Después, llego a
Castilla. Los pueblos pequeños parecen aquí muy
estropeados por el abandono causado por la despoblación rural.
El paisaje es similar al de La Rioja, aunque ya no hay vides. Las
espigas del trigo se curvan ya por el peso del grano.
Un perro duerme en mitad de la
carretera en un pueblo de Castilla. Al pasar, abre un ojo, y
después lo cierra y continúa durmiendo. ¡No hay
mucho tráfico aquí! |
Al llegar a Belorado la tormenta está ya muy
cerca y me paro a ver qué dirección toma. Me refugio
debajo del toldo de la terraza de un bar justo cuando comienza a
diluviar y a granizar. En pocos minutos la calle tiene 20
centímetros de agua. Desafortunadamente el toldo del bar no es
impermeable y llueve mucho debajo de él. Eso sí, menos
que en la calle. Acabo empapado y decido finalizar anticipadamente la
etapa, a las 17 horas. Han sido 95 kilómetros de caminos
polvorientos por las lomas y campos de cultivo de La rioja, que no
está mal.
Después de la ducha y de poner a secar la ropa
llamo a casa para contar las aventuras del día. Noto la soledad
de este viaje y por eso me agrada oír las voces familiares de
Paula y Ana. Luego me llamarán mis padres, mis hermanos, y mi
hijo Miguel, y también dedicaré un rato a compartir con
ellos los recuerdos más bonitos de la etapa de hoy. Ha sido una
jornada en la que he disfrutado más de la bici, ya que por los
barrancos de Navarra, aunque hermosos, era difícil pedalear. De
momento, me quedo con la bajada desde Roncesvalles en la primera etapa,
y los caminos de La Rioja que he recorrido y disfrutado hoy.
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