28/01/2010
Por Alex Fernández Muerza
A pesar de la variedad del suelo, única en Europa, los expertos señalan
su mal estado y la falta de iniciativas para recuperarlo.
La diversidad de suelos en España es una de
las más importantes de Europa y del mundo, según los expertos en
Edafología, la ciencia que estudia esta parte de la naturaleza. En un
territorio relativo tan pequeño como el español se encuentran
representados la mayor parte de los taxones (cada una de las subdivisiones
de la clasificación edafológica) descritos de manera global. "No sólo hay
tipos de suelos representativos de las zonas climáticas actuales, desde
climas fríos (alta montaña) a los áridos y semiáridos del sur y este de la
península, entre otros, sino que también albergan tipologías de extrema
aridez con otras heredadas de los climas tropicales del pasado", señala
Cecilio Oyonarte, profesor titular de la Universidad de Almería.
Juan Sánchez, catedrático de Edafología en la Universidad de Valencia
(UV), subraya la alta diversidad tanto de la Península, con suelos a nivel
macroclimático Atlántico, Continental y Mediterráneo, como también los de
las islas Canarias, gracias a su origen volcánico y su singularidad
climática.
Mal estado general de conservación
La conservación del suelo en el mundo es "lamentable" y España no es una
excepción. Así de rotundo se expresa Juan José Ibáñez, del CSIC-CIDE de
Valencia. Según este experto, la milenaria e intensa erosión de suelos,
los factores climáticos, la abrupta orografía y el desprecio por su
preservación han incidido de forma severa sobre su pérdida y degradación.
Juan Sánchez, de la UV, señala como casos concretos de mayor degradación
los suelos dedicados a la agricultura de secano abandonados en pendientes
acentuadas y los utilizados por la agricultura intensiva, cubiertos con
pesticidas químicos y/o regados con aguas de baja calidad (salinas). En
este caso, destacan como zonas más afectadas el Levante y el Sudeste de la
península. La erosión hídrica acelerada, los incendios forestales, la
contaminación y la destrucción de los suelos, y la urbanización y
asfaltización acelerada habrían llevado a estas zonas a su precaria
situación actual, según este experto.
No obstante, algunos suelos se encuentran mejor que otros. Sánchez afirma
que su conservación es "en general muy aceptable" cuando su ecosistema
tiene una figura legal de protección, "aunque hay excepciones muy
lamentables, como las Tablas de Daimiel".
En las zonas accesibles, llanuras aluviales y áreas de laderas suaves, así
como en las zonas forestales con prácticas de explotación sostenibles, el
nivel de conservación del suelo es "aceptable". El experto de la UV señala
a los sistemas montañosos de la Cornisa Cantábrica, Pirineos, Sistema
Central e Ibérico, dehesas castellanas, Sierra de Cazorla y Grazalema en
Andalucía y las islas de La Gomera y La Palma como los suelos mejor
conservados.
Edoardo A.C. Costantini, científico del
Centro de Investigación italiano CRA-ABP, destaca una peculiaridad del
suelo español: hay zonas que han sido estables desde un punto de vista
geológico durante millones de años. Este hecho ha favorecido el desarrollo
y persistencia de paleosuelos (suelos muy antiguos) difíciles de encontrar
en otros lugares del mundo, en especial en Europa, como los de las
superficies de tipo rañas.
Juan José Ibáñez, Científico titular del CSIC (CIDE Valencia) afirma que
España es el único país de la Cuenca Mediterránea con restos antiguos de
un cratón (masa continental rígida desde un lejano pasado geológico),
localizados en la mitad occidental de la Península Ibérica. También
destaca los paleoclimas pasados, que van desde los subtropicales húmedos
hasta los periglaciares que legaron las glaciaciones cuaternarias.
Por qué hay que cuidar el suelo
La vida emergida sobre la Tierra no sería posible, tal y como se la
conoce, sin el suelo. Su conservación es por tanto esencial: si un recurso
edáfico se pierde o degrada, la biodiversidad y los ecosistemas también lo
hacen. Un suelo en mal estado no es capaz de retener el agua de las
precipitaciones, por lo que el ciclo hidrológico se resiente. Y si un
suelo se contamina, su influencia se nota en el agua y el resto de sus
elementos. Los seres humanos, que dependen de los alimentos y productos
que surgen del suelo, son otros de los grandes afectados por el mal estado
de este recurso.
Los expertos también recuerdan el papel de los organismos del suelo, que
reciclan casi todos los nutrientes de los ecosistemas y proporcionan
compuestos de gran valor para el ser humano, como antibióticos y
fungicidas. El problema estriba, según Juan José Ibáñez, en que si no se
pone remedio, se perderán los suelos de forma irreversible, así como la
información que contienen.
Principales amenazas y cómo combatirlas
El suelo en España sufre en la actualidad diversas amenazas provocadas de
forma directa o indirecta por el ser humano: degradación física y química,
salinización, contaminación local y difusa, erosión hídrica, y en menor
lugar eólica, pérdida por sellado (en especial el asfaltado), etc.
En opinión de Costantini, la erosión hídrica es el factor de degradación
del suelo más importante en España, así como en otros países
mediterráneos, porque ha sido acelerada por la acción del ser humano.
Para Sánchez, la amenaza más importante es el sellado, si bien la recesión
económica actual ha frenado en parte este proceso. La erosión de los
suelos agrícolas marginales y zonas forestales degradadas, así como la
salinización secundaria y contaminación en los suelos agrícola intensivos,
también son problemas de suma importancia según este especialista de la
UV.
Ibáñez destaca la litoralización del mundo,
agravada en España por el enorme peso de la construcción. Por este motivo,
asegura este experto, gran parte de los buenos suelos litorales, antaño
muy fértiles y productivos (como los de las huertas valencianas y
murcianas) han sucumbido bajo el cemento. De forma similar, casi todos los
suelos de los valles fértiles de los corredores fluviales de la Comunidad
de Madrid han sido presa de polígonos industriales y urbanizaciones. De
acuerdo a Ibáñez, al contrario que en otros países de la UE, ni los
geoparques (conservación del patrimonio Geológico), ni la red natura
(preservación de la biodiversidad) contemplan una adecuada protección de
los taxa en peligro de extinción.
Cómo mejorar los suelos
A pesar de la importancia del suelo y su mal estado general de
conservación, los expertos coinciden en que en el ámbito nacional, no se
llevan a cabo medidas de restauración; sólo se aprueban unas pocas
iniciativas locales o autonómicas. El profesor Ibáñez recuerda que cada
vez se defiende más la biodiversidad, pero los recursos edáficos se dejan
al margen. Y ello a pesar de que España, bajo su última Presidencia en la
UE, lanzó la Directiva Europea de Conservación de Suelos.
En opinión de los expertos, se deberían asumir diversas medidas urgentes
para salvar a los suelos de su actual estado de pérdida y/o degradación:
• Utilización de sistemas agrícolas más respetuosos con el medio ambiente,
y en particular con el suelo. La reducción del uso de pesticidas químicos
y el desarrollo de una normativa que regule las buenas prácticas agrícolas
son esenciales.
• Aprobación y puesta en práctica de figuras legales específicas para la
preservación de los suelos, ya sea por su interés biológico, geológico,
cultural y económico. La Directiva Europea sobre la Protección del Suelo
todavía no ha sido aprobada por el Parlamento Comunitario. En el ámbito
estatal, sería básica una Estrategia Española de Protección del Suelo que
agrupe las medidas de los Planes Nacionales y que incida en la importancia
de los recursos edáficos frente al cambio climático. La aprobación de los
Planes de Uso y Gestión de los Espacios protegidos es también un elemento
relevante.
• Aplicación de una ordenación del territorio que contemple una evaluación
seria del suelo. Es urgente completar la cartografía nacional de suelos a
escala adecuada para la toma de decisiones.
• Asesoramiento de expertos antes de comenzar un proceso de recuperación:
muchas de las medidas que han sido justificadas para este objetivo han
tenido un efecto negativo sobre el suelo, al ser planificadas desde el
desconocimiento.
• Aumentar la formación e investigación en Edafología: en EE.UU., el
Senado ha aprobado una Carta para mejorar la mala situación de estos
profesionales. En España, esta ciencia apenas aparece en la enseñanza
primaria y secundaria, y en la universitaria no ocupa el lugar que sería
necesario.
• Incremento de la información y divulgación entre los ciudadanos sobre la
importancia del suelo y las buenas prácticas necesarias para su
conservación.
Qué pueden hacer los consumidores
La concienciación de los consumidores sobre la importancia de los recursos
edáficos es fundamental. El suelo, al igual que la biodiversidad, es un
patrimonio del que depende el bienestar de todos los ciudadanos. Los
consumidores pueden asumir prácticas de consumo respetuosas con el medio
ambiente, y en particular con el suelo. La compra de productos ecológicos
que no hayan utilizado pesticidas ni de forma intensiva los recursos
naturales puede ser una buena acción. Además, los consumidores pueden
influir en las instituciones para que tomen las medidas oportunas para
conservar y recuperar los suelos.