05/12/2008
El método, publicado en la revista Remote Sensing of Environment, es
aplicable a distintas zonas del mundo, aunque resulta especialmente
apropiado para zonas áridas.
Esta investigación forma parte denominado DeSurvey (A Surveillance
System for Assessing and Monitoring Desertification) que pretende crear
sistemas para monitorizar y diagnosticar el riesgo de desertificación e
identificar los puntos de mayor riesgo mediante teledetección.
El proyecto está coordinado por Juan Puigdefabregas, de la Estación
Experimental de Zonas Áridas, y en él participan 39 instituciones de
nueve países europeos más China, Chile, Túnez, Marruecos, Argelia y
Senegal.
Permite crear mapas de riesgo, obtener tendencias de degradación y
evaluar el efecto de la desertificación sobre el ciclo hidrológico
El índice ha sido probado en la sierra de Gádor (Almería) y es aplicable
en distintas zonas del mundo, actualmente se prueba en Senegal, China,
Marruecos y Chile.
Usado de forma continua a lo largo del tiempo, permite crear mapas de
riesgo, obtener tendencias temporales de degradación e incluso evaluar
el efecto de la desertificación sobre el ciclo hidrológico. Además, en
el caso de que ésta afecte a grandes territorios, podría contribuir a
evaluar sus efectos sobre el clima.
Nuevo índice basado en los ciclos hidrológicos y energético y en el
uso del agua
Los índices utilizados hasta ahora están basados en la densidad de
vegetación, que es una variable difícil de estimar mediante
teledetección en zonas áridas donde hay baja la cobertura vegetal.
El nuevo índice se basa en los ciclos hidrológico y energético y en el
uso del agua por parte del ecosistema. En concreto, se basa en una
variable, la fracción no evaporativa.
La evapotranspiración (agua devuelta a la atmósfera en forma de vapor)
es clave en el funcionamiento de los ecosistemas ya que conecta los
ciclos hidrológico y energético.
La energía de la superficie terrestre puede ser disipada bien como
evapotranspiración (o calor latente), o bien como calor sensible, el
reparto está condicionado por el estado de degradación del suelo. La
fracción no evaporativa corresponde a la proporción de energía disipada
como calor sensible.
Las zonas degradadas poseen menor espesor del suelo, fertilidad,
capacidad de almacenamiento de agua, menos cobertura y densidad vegetal,
por lo que disiparían mayor cantidad de energía como calor sensible.
Por tanto, conociendo la energía disipada es posible conocer el estado
del ecosistema.
Riesgo de desertificación en España
Según el Ministerio de Medio Ambiente, más de 2/3 del territorio español
se encuentra potencialmente afectado por la degradación: toda la mitad
sur (a excepción de las cadenas montañosas más elevadas), la meseta
norte, la cuenca del Ebro y la costa catalana.
En el mundo, más de 110 países están afectados por la desertificación y
la sequía, lo que supone un amenaza importante para los medios de
subsistencia de más de 1.200 millones de personas.
Un tercio de la superficie terrestre está amenazada
Según las Naciones Unidas, una tercera parte de la superficie terrestre
estaría amenazada por la desertificación.
La desertificacín es el resultado de varios factores, naturales y
antrópicos, como pueden ser: Las sequía, los incendios recurrentes y el
uso irracional del suelo o su sobreexplotación, que dan lugar a la
degradación de la tierra y su pérdida de productividad biológica y
económica.